La magia de la estampación botánica comienza en el campo. Estar en contacto con la Naturaleza es una de las bondades de nuestro trabajo, ya que nos permite momentos de respiro y observación, momentos de consciencia plena y calma.

Hacemos la recolecta de hojas y flores de manera cuidadosa, siempre procuramos no coger más cantidad de materia que la que necesitamos para el proceso de estampación, y cuando nos sobra, la prensamos para conservarla y utilizarla en otro momento.

Una vez en el taller, colocamos sobre la mesa el tejido o papel a estampar. Éstos, han sido previamente mordentados, es decir, que han pasado por un proceso de preparación para que los pigmentos de las materias tintóreas se adhieran a la superficie de manera sólida y duradera.

Lo siguiente es la parte más creativa del proceso. Aquí dejamos volar nuestra imaginación y realizamos las diferentes composiciones con las hojas y las flores. Una vez terminado el diseño, se enrolla el tejido o el papel en palos de madera y se atan bien firme.

Cuando todos los rollos están listos se llevan a la penúltima fase del proceso, la cocción. Durante todo el desarrollo la paciencia es un ingrediente imprescindible, pero en esta parte, desde luego, es determinante. Respetar los tiempos es importantísimo.